Nunca hay que perder la ilusión

En esta entrada, voy a contar cómo alguien que cambió casi de un día para otro mi manera de pensar.

Pues bien , desde siempre, se me ha considerado la pequeña de la familia, y aun teniendo 21 años, siguen pensando que nada de lo que digo o hago puede servir de mucho, aunque poco a poco parece que se van dando cuenta, pero hace 3 años era casi imposible que me tomaran un poquito enserio.

Un día me fui a una comida familiar para celebrar un cumpleaños, y había gente que no conocía, entonces un hombre de unos 42 años empezó a hablar sobre temas que me resultaban muy interesantes, y como no le escuchaba casi nadie , decidí acercarme a él y comencé a hablarle.Resultó que coincidíamos en más temas de los que imaginaba, y que además, se interesaba por mis opiniones.

Mis padres me sorprendieron con la noticia de que era un familiar nuestro, eso me facilitó las cosas para poder seguir viéndole en más "eventos" familiares.

Lo que más me gustaba de esas conversaciones era que, aunque yo tuviera ideas un poco irreales, él las intentaba entender y me explicaba cosas que yo no sabía, tenía mucha paciencia con migo, pero lo mejor de todo es que creía en mi, y en mis proyectos un tanto lejanos que tenía y que aun sigo conservando.

Para mí ha sido muy importante esta persona, que me ha enseñado muchas cosas y me ha bajado un poco mis sueños hasta llevarlos al mundo real pero sin estrellarlos contra el suelo. Gracias a él sigo conservando la mayoría de mis ilusiones.